Ya visto a los pitagóricos y su visión del mundo
protoplatónica tan influyente en toda la filosofía occidental, nos adentramos
con los pluralistas, una serie de pensadores naturalistas que rechazaban la
idea de Arké o sustancia primera, y ampliaban más allá de la concepción monista
del cosmos de filósofos como Tales de Mileto o Anaximandro. En este grupo
heterogéneo, recomiendo la lectura de la Metafísica de Aristóteles, donde
expone con total precisión todo el pensamiento de estos personajes.
En dicho grupo, podemos destacar la figura de Empédocles en
un primer lugar, pues este defendía la existencia de cuatro elementos
fundamentales: el fuego, el aire, el agua y la tierra, los cuales se combinaban
y recombinaban formando toda nuestra realidad. Dichas combinaciones eran
regidas por dos fuerzas esenciales, el Amor o Unión y el Odio o Separación, muy
influyente en las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud en el campo de las
pulsiones inconscientes, la cuales son el Eros o Unión, y el Thanatos o
Separación, extrapolado claramente al ámbito sexual.
Por otra parte, podemos incluir en dicho grupo al filósofo
Anaxágoras, el cual negaba la teoría de los cuatro elementos de Empédocles, ya
que este dictaba que el universo no estaba compuesto por cuatro elementos, sino
por tantos elementos primordiales como tipos de cosas haya.
Pero no podemos olvidar al importantísimo Demócrito, el cual
estableció que todo el universo está compuesto por pequeños e invisibles
cuerpos irreducibles, los átomos, los cuales interactuaban con el Vacío, siendo
estas interactuaciones la base de todo movimiento perceptible. La brillantez de
Demócrito es asombrosa, pues aparte de influir enormemente en el legendario
Filósofo Epicuro, predijo la existencia de los átomos muchísimo antes de los
grandes científicos como Lavoisier, Einstein, o Planck. Es sin lugar a duda,
tal y como reconoció Marx en algunos de sus escritos, todo un genio.
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