11 de abril de 2017

La filosofía presocrática: La escuela pitagórica

La Escuela Pitagórica


Visto ya a los monistas, debemos pararnos a analizar a una escuela y secta filosófica muy particular, que influyeron muchísimo en la cultura clásica y en la filosofía y la ciencia en general, los pitagóricos. Pitágoras de Samos, más común mente conocido por tu famoso teorema, fue el fundador de esta escuela, estableciendo sus pilares tanto en lo religioso, en lo moral y lo político, teniendo como objetivo la purificación del alma. Pitágoras introduce en la filosofía presocrática dos nuevos conceptos, por un lado la transmigración del alma y el dualismo antropológico (el cual será muy importante en la filosofía platónica) y la búsqueda del arké en la estructura del universo. Para Pitágoras, el principio universal son los números.



Por un lado, la concepción matemática del universo en el pensamiento pitagórico es de suma importancia, pues da una base racional y mecanicista a todo el cosmos, abriendo la puertas a múltiples ciencias como las matemáticas o la física, la cual, a partir de principios determinados expresados en un lenguaje matemático, el ser humano es capaz de comprender y explicar de forma racional los fenómenos físicos que se dan  en el propio universo. Así pues, su famoso teorema, sigue siendo muy últil en múltiples disciplinas como la trigonometría, la física clásica o la ingeniería y arquitectura. Además, los pitagóricos fueron de los primeros en explicar la forma esférica de la tierra y predicción de eclipses de forma racional. 

















Mientras que por otro lado, la antropología dualista de los pitagóricos supuso un punto de inflexión en la concepción del ser humano, pues esta establece que el ser humano está compuesto por dos sustancias de naturalezas opuestas. Por una lado, un cuerpo material y mortal, el cual es imperfecto y finito, pues la muerte supone su destrucción, mientras que por otro lado, encontramos una sustancia eterna, perfecta e inmortal, el alma, la cual sobrevive a la muerte, pues esta transmigra hacia otro cuerpo, ya sea orgánico o inorgánico (muy parecido al concepto de reencarnación presente en el hinduismo o el budismo). Esta concepción del ser humano seguirá muy vigente en la fílosofía posterior, ya sea  en el pensamiento platónico, en el neoplatonismo de Plotino, en la filosofía agustiniana o en dualismo cartesiano. A  su vez, los pitagóricos hacen especial atención en la música:
"Pues la música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo" Platón.